Por Leonel De Ruba, Tesista de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, Universidad Católica de Salta. Miembro del Instituto de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Universidad Católica de Salta.
Cita sugerida: De Ruba, L. ( de Octubre de 2023). 40 años de Democracia: Argentina y sus Políticas Exteriores. Columna de Opinión. Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales.
Palabras clave: Argentina, democracia, cuarenta años, política exterior.
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Introducción
Argentina ha atravesado cuatro décadas consecutivas en democracia, el mayor período bajo este sistema político en su historia nacional desde su recuperación en 1983, un lapso de tiempo cargado de transformaciones y desafíos tanto a nivel nacional como en su proyección internacional. Estos 40 años han sido testigos de cambios políticos, económicos y sociales significativos en Argentina en un contexto internacional en constante evolución. Así, el país ha lidiado con dificultades políticas internas y externas, con las que ha enfrentado el desafío de definir su posición en un mundo globalizado y un escenario internacional que se ha transformado a lo largo de las décadas.
Este artículo tiene como objetivo analizar en profundidad las políticas exteriores de los diversos gobiernos democráticos que han liderado Argentina durante estas cuatro décadas. Explorará tanto las similitudes como las diferencias en sus enfoques, destacando los momentos críticos y las estrategias clave que han marcado la relación de Argentina con el resto del mundo. La política exterior argentina no solo ha sido un elemento definitorio de su identidad global, sino que también ha sido fundamental en la promoción de sus intereses y valores en el escenario internacional. El análisis de esta trayectoria es esencial para comprender la evolución de la política exterior argentina y su adaptación a un mundo en constante cambio.
Gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989): Argentina, potencia moral
El gobierno de Raúl Alfonsín, que asumió la presidencia en diciembre de 1983, después de siete años de dictadura militar, dejó una huella indeleble en la política exterior argentina. Durante su mandato, Argentina se destacó por una política exterior basada en principios idealistas y desde una perspectiva liberal en las relaciones internacionales.
Uno de los hitos más significativos de la administración de Alfonsín fue la resolución del conflicto del Canal de Beagle con Chile en 1984. Este conflicto territorial, que había sido una fuente de tensión a lo largo de un siglo agravándose con el conflicto de 1978, se resolvió pacíficamente a través de un fallo arbitral que dictó la Santa Sede. Esta solución no sólo puso fin a una disputa, sino que también fortaleció la imagen de Argentina en la comunidad internacional y estableció un importante precedente para la solución de conflictos territoriales en América Latina.
Argentina adoptó una política de no alineación durante la Guerra Fría, lo que implicó no unirse a ninguno de los dos bloques liderados por Estados Unidos y la Unión Soviética. Esta estrategia permitió al país sudamericano mantener una independencia y flexibilidad notables en sus relaciones internacionales, lo que fue fundamental para su posición en el escenario mundial. (Miranda, R A. 2003).
Durante el gobierno de Alfonsín, Argentina se convirtió en un miembro activo de organismos internacionales, incluyendo las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de Estados Americanos (OEA). Esta participación activa reflejó el compromiso del país con el multilateralismo y la diplomacia como medios para promover sus intereses a nivel global.
La promoción de los derechos humanos fue un pilar fundamental de la política exterior de Alfonsín, concordante con la acción interna de juzgamiento de las juntas militares que realizaron un genocidio sobre sus propios ciudadanos. Desde este período, Argentina lidera esfuerzos en la denuncia de violaciones de derechos humanos a nivel internacional, especialmente en América Latina.
A su vez, promovió una política internacional tendiente a generar la conciencia necesaria para que América Latina gozara de autonomía en sus asuntos internos y la necesidad de establecer gobiernos democráticos en el subcontinente americano. Este compromiso contribuyó significativamente a la imagen del país como defensor de los derechos fundamentales y de los principios democráticos en el escenario internacional.
Gobierno de Carlos Menem (1989-1999): Entre el alineamiento y el realismo periférico
El nuevo gobierno justicialista que asumió en junio de 1989, representó un cambio drástico en la política exterior como se venía ejecutando. Bajo la presidencia de Menem, Argentina adoptó una política de alineamiento total con Estados Unidos, en un marcado contraste con la tradición de no alineación trazada por el anterior gobierno en el contexto del último lapso de la Guerra Fría. Esto implicó una estrecha colaboración en asuntos internacionales y una relación cordial con la administración estadounidense, lo que incluyó una activa participación en la Guerra del Golfo en 1990 y 1991.
En el ámbito económico, Menem implementó reformas radicales que promovieron la apertura económica y la liberalización. Estas reformas, conocidas como el “Consenso de Washington”, incluyeron la privatización de numerosas empresas estatales, la desregulación del mercado y la apertura al comercio internacional. Argentina se convirtió en un defensor del libre mercado y buscó atraer inversiones extranjeras para impulsar su economía. (Simonoff, A. 1997).
Un hecho destacable que oscureció al país durante este período fueron los atentados terroristas más importantes en la historia de Sudamérica, -y los máximos por fuera de Occidente-, con un saldo macabro de víctimas: los atentados a la Embajada de Israel (1992) y la AMIA (1994). Si bien, fueron teñidos de un alto contenido antisemita, estos atentados aún siguen con un interrogante sobre los motivos geopolíticos y su alcance interno.
Este período también se caracterizó por un acercamiento a Occidente y a las instituciones financieras internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, con el objetivo de restablecer la credibilidad financiera del país y acceder a financiamiento internacional.
Gobiernos de la Crisis (1999-2003): La involución exterior de Argentina
Los gobiernos de Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde afrontaron un período tumultuoso en la política exterior argentina, marcado por una profunda crisis económica y una necesidad urgente de recuperación. Algunos aspectos clave de la política exterior de este período incluyen:
Fernando de la Rúa asumió la presidencia en diciembre de 1999 en medio de la crisis económica que desató la convertibilidad implementada por el gobierno menemista, lo que limitó su capacidad para llevar a cabo una política exterior ambiciosa. Su enfoque se centró en la recuperación económica y en la gestión de la crisis. Sin embargo, Argentina enfrentó dificultades financieras, lo que llevó a la suspensión de pagos de su deuda externa en 2001, lo que tuvo un impacto significativo en sus relaciones internacionales. Durante este tiempo, el gobierno nacional mantuvo una actitud cautelosa hacia los organismos financieros internacionales y buscó renegociar su deuda en términos más favorables para el país. Sin lograr nada ello, con graves problemas políticos internos, De la Rúa debió renunciar.
El gobierno provisional de Eduardo Duhalde se caracterizó por hacer énfasis en la redefinición de la política exterior. Argentina buscó fortalecer sus lazos con otros países de América Latina y promovió una mayor integración regional como una estrategia para afrontar la crisis económica y financiera. La breve política exterior duhaldista desafió las políticas de austeridad recomendadas por el FMI y rechazó la adopción de medidas impopulares, lo que influyó en su relación con las instituciones financieras internacionales.
Además, durante este período, el gobierno argentino adoptó una postura más crítica hacia las políticas económicas globales y el neoliberalismo. Se destacó por cuestionar la efectividad de las políticas promovidas por el Consenso de Washington y buscó alternativas que priorizan el bienestar social y la justicia económica.
Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007): Entre el fin de la crisis y una autonomía heterodoxa
Durante el gobierno de Néstor Kirchner, se implementaron una serie de estrategias y políticas que redefinieron la posición del país en el ámbito internacional. Un elemento fundamental de su política exterior fue la promoción de los derechos humanos y la justicia social a nivel global.
Argentina volvió a redefinir su mensaje y se destacó nuevamente como un país defensor de los derechos humanos en foros internacionales, en ese sentido, se impulsaron investigaciones sobre crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar en el país. Esta posición fortaleció la imagen de la nación como una abanderada de los valores democráticos en América Latina y el mundo.
Kirchner también buscó una mayor integración regional en América Latina. Participó activamente en la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con el objetivo de fomentar la cooperación y la integración en la región. Esta iniciativa reflejó un enfoque más autónomo en la política exterior argentina y una mayor participación en asuntos regionales.
En el ámbito económico, Kirchner se distinguió por su crítica al neoliberalismo. Rechazó las políticas de austeridad recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y promovió alternativas que priorizaban la justicia económica y social. Esta posición encontró eco en otros líderes de la región y consolidó a Argentina como un actor influyente en la oposición al neoliberalismo. (Simonoff, A. 2013).
Otro punto destacado fue la renegociación de la deuda externa argentina, liderada con éxito por Kirchner. Desafiando a las instituciones financieras internacionales, logró acuerdos que beneficiaron a Argentina y contribuyeron a su recuperación económica. Esta acción consolidó la posición de Argentina en el escenario internacional y fortaleció su credibilidad financiera.
Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015): El alineamiento ideológico
Durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), Argentina mantuvo una política exterior que continuó la tradición de autonomía y promoción de intereses nacionales vinculados a la ideologización imperante en América Latina en torno al “Socialismo del Siglo XXI”. Varios aspectos claves caracterizaron su enfoque en el ámbito internacional.
En relación con Estados Unidos, su gobierno marcó un distanciamiento en comparación con el período de Carlos Menem, adoptando una postura más crítica hacia ciertas políticas estadounidenses en América Latina, como la presencia militar en la región y la política hacia Cuba. Esto representó un retorno a la no alineación y un intento por demostrar mayor independencia en las relaciones internacionales.
En cuestiones de orden regional, siguió apostando al orden multilateral con énfasis en cuestiones vinculadas a organismos internacionales que no eran tradicionales como la UNASUR y la CELAC. Además, apostó al MERCOSUR con una mirada más integracionista que económica, utilizándolo como un organismo de concertación políticas entre las máximas potencias de este subcontinente del sur americano.
En el ámbito económico, se promovieron políticas orientadas a la justicia social y la defensa de los intereses nacionales, lo que incluyó la protección de la industria nacional y la diversificación de los mercados de exportación en América Latina y otros lugares.
El gobierno de Cristina Fernández también se destacó por la nacionalización de recursos naturales estratégicos, como el petróleo y el gas mediante la desprivatización de YPF, en un esfuerzo por afirmar la “soberanía nacional y proteger los intereses económicos del país”, buscando -según su política exterior- un mayor control estatal sobre estos recursos para fortalecer su posición en la economía global, intentando convertirse en uno de los países más importantes exportadores de hidrocarburos, a razón del descubrimiento del yacimiento “Vaca Muerta” en la Patagonia del país.
Otro hecho relevante de la política exterior durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, fue un viraje hacia la ideologización de la política exterior del país, buscando alianzas con países y regímenes identificados en el socialismo del siglo XXI. También un hito interesante es el velado acercamiento a Irán, por la causa AMIA con el fin de obtener justicia para las víctimas realizando un acuerdo de entendimiento cuyo objetivo era iniciar un procedimiento especial para la justicia argentina.
También es conocida la firme postura en las cuestiones vinculadas a países como Venezuela o Rusia, en los que no se criticó violaciones a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de disidentes o dirigentes políticos que sufrieron persecuciones. No obstante, CFK buscó seguir liderando una política exterior vinculada a la defensa irrestricta de derechos humanos, encasillada en la búsqueda de verdad y justicia sobre los hechos acaecidos durante la última dictadura militar sufrida por Argentina.
Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019): La política exterior economicista
El gobierno de Mauricio Macri marcó un cambio significativo en la política exterior, caracterizado por un enfoque pragmático, orientado hacia la apertura económica y una relación más cercana con Occidente. Durante su mandato, se llevaron a cabo diversas acciones y estrategias en el ámbito internacional que redefinieron la posición de Argentina en el escenario global.
En términos económicos, Macri buscó promover la apertura y la liberalización económica. Su gobierno implementó reformas que incluyeron la eliminación de restricciones a la importación, la reducción de subsidios estatales y la promoción de la inversión extranjera. Argentina buscó normalizar sus relaciones comerciales y financieras con el mundo, lo que incluyó la renegociación de la deuda externa y el restablecimiento de la confianza de los inversores, en su búsqueda de ingresar en la OCDE.
También buscó una posición relevante en el escenario regional al liderar iniciativas tales como rediscutir el trabado acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. Cuestión que promovió un entendimiento o “preacuerdo” en el año 2019.
En el ámbito de su política exterior y su relación con otros estados u organismos multilaterales, Macri trabajó en fortalecer los lazos con Occidente, especialmente con Estados Unidos y la Unión Europea. Se acercó a la administración estadounidense y promovió una relación más estrecha con Washington, marcando un contraste con el enfoque anterior de no alineación. De esta manera, el gobierno nacional se involucró en asuntos globales, como la crisis en Venezuela, y promovió la cooperación en áreas como la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Otra cuestión destacable, fue una redefinición de los vínculos con China, quien empieza a disputar el liderazgo global a Estados Unidos.
El gobierno de Macri también buscó una mayor participación en foros internacionales y organismos multilaterales, como el G20, donde Argentina asumió la presidencia durante su mandato. Esto reflejó su compromiso con el multilateralismo y la diplomacia como medios para promover los intereses del país en el escenario internacional.
Gobierno de Alberto Fernández (2019-presente): La política internacional de la vacilación
La política exterior del gobierno de Alberto Fernández, que asumió en diciembre de 2019, se ha caracterizado por varios aspectos. En primer lugar, ha mantenido un enfoque sólido en América Latina, buscando fortalecer los lazos regionales y promover la integración en el Mercosur y otras organizaciones latinoamericanas. Ha sido un actor activo en la diplomacia regional y ha trabajado en la mediación de conflictos, como la crisis en Venezuela.
Además, el gobierno de Fernández ha promovido la diplomacia multilateral, abogando por la cooperación internacional en cuestiones globales como el cambio climático y la respuesta a la pandemia de COVID-19. En una época global, donde se ha puesto de manifiesto cierta irrelevancia de foros u organismos multilaterales, o se ha puesto en tela de juicio su efectividad, el país ha mantenido su compromiso con el multilateralismo como parte de su estrategia diplomática.
La renegociación de la deuda externa ha sido un desafío económico clave, y en 2020 Argentina logró una reestructuración de su deuda, lo que le permitió obtener alivio financiero y establecer relaciones más sostenibles con los mercados internacionales.
En un marcado conflicto entre Estados Unidos y China, enmarcado en la lucha por el poder global, el gobierno de Fernández ha intentado efectuar una especie de balanza heterogénea que no ha brindado muchos resultados demostrables. Más allá de algún tibio apoyo de ambos países, la indefinición en ciertos temas claves -como las licitaciones de 5G, la compra de armamento y equipamiento militar o de salud, entre otros- redujo considerablemente el peso de Argentina en sus relaciones internacionales ante las dos potencias.
Una única política invariable: la soberanía de las Islas Malvinas
A lo largo de las últimas cuatro décadas de democracia en Argentina, la cuestión de las Islas Malvinas ha sido un tema recurrente y un asunto central en la política exterior del país. Cada gobierno democrático ha abordado esta cuestión de manera única, y a lo largo de este período, se han producido cambios y evoluciones en la postura argentina.
El gobierno de Raúl Alfonsín adoptó una postura que buscaba una solución pacífica y diplomática al conflicto de las Islas Malvinas. Durante su mandato, se logró un hito importante con la resolución del conflicto del Canal de Beagle con Chile en 1984, que sentó un precedente en la región para la resolución de disputas territoriales de manera pacífica.
La presidencia de Carlos Menem marcó un cambio en la política argentina, caracterizado por un enfoque pragmático y un acercamiento a Occidente. Sin embargo, no se produjeron avances significativos en la cuestión de las Malvinas durante su mandato. Sí se restablecieron las relaciones diplomáticas con el Reino Unido, incluidos los criticados “Acuerdos de Madrid”.
Los gobiernos que abarcaron la crisis económica y la post-crisis priorizaron cuestiones internas y relegaron la cuestión de las Malvinas a un segundo plano. Néstor Kirchner retomó la retórica de la soberanía, pero no se produjeron cambios sustanciales en la situación, más allá de acciones declarativas y seguir sosteniendo la postura de negociación para hallar una solución pacífica en el marco de las resoluciones establecidas por Naciones Unidas.
Cristina Fernández de Kirchner reforzó la retórica en defensa de la soberanía argentina en las Malvinas y mantuvo una posición firme en el ámbito internacional. Durante su presidencia, Argentina buscó apoyo regional e internacional para sus reclamaciones en relación a las Islas Malvinas.
El gobierno de Mauricio Macri adoptó una postura más pragmática y no puso un énfasis significativo en la cuestión de las Malvinas. En su lugar, se enfocó en otros aspectos de la política exterior, como la apertura económica y las relaciones con Occidente.
Bajo el mandato de Alberto Fernández, Argentina ha mantenido su defensa de la soberanía en las Islas Malvinas. El país busca retomar el diálogo con el Reino Unido para resolver la disputa y ha reafirmado su reclamación en foros internacionales.
La cuestión de las Islas Malvinas ha sido un tema constante en la política exterior argentina, independientemente de la postura de cada gobierno. Permanece como un asunto de interés nacional y regional, marcando la historia diplomática del país a lo largo de estas cuatro décadas de democracia.
Conclusión
En los últimos 40 años de democracia en Argentina, la política exterior ha reflejado los cambios políticos y económicos que el país ha experimentado. A pesar de las diferencias en los enfoques de cada gobierno, algunas tendencias clave han persistido, como la importancia de la defensa irrestricta de los derechos humanos, la soberanía de las Islas Malvinas, una vocación marca a un proceso de integración y mejora continua de las relaciones con América Latina. La política exterior argentina continúa siendo un factor crucial en la construcción de su identidad global y en la promoción de sus intereses en el escenario internacional, aunque los desafíos actuales requieren una atención cuidadosa y una adaptación constante a las circunstancias cambiantes del mundo.
La Política Exterior argentina no debe limitarse a una mera búsqueda de inserción económica en el escenario internacional, sino más bien, debe ser una herramienta poderosa para defender los intereses del país, arraigada en la firme defensa de los valores que han marcado un compromiso inquebrantable desde la restauración democrática. Estos valores incluyen la reafirmación de nuestro compromiso con los principios democráticos que son fundamentales para nuestro sistema de gobierno representativo y federal, como la justicia social, la promoción del ser humano y su inclusión, la libertad y la igualdad, además del respeto y promoción de los derechos humanos. En tal sentido, como política pública, debe convertirse en un medio efectivo para garantizar un futuro más democrático y equitativo para todos.
Bibliografía
Miranda, R A. (2003). Políticas exteriores de la Argentina entre la coherencia y el contexto. Argentina: Politikós, estudios políticos e internacionales, págs. 97-124. Recuperado en fecha 17/10/2023. URL: .https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3981360
Simonoff, A. (1997). Las políticas exteriores desde la instauración de la democracia. Argentina: Anuario de Relaciones Internacionales, Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (IRI-UNLP). Recuperado en fecha 17/10/2023. URL: https://www.iri.edu.ar/publicaciones_iri/anuario/A97/A97-PCE2.html
Simonoff, A. (2013). Treinta años de política exterior y democracia: una aproximación de análisis estructural. Argentina: XIV Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras. Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza. Recuperado en fecha 17/10/2023. URL: https://www.aacademica.org/000-010/393