Por Guillermo Ospina Morales, director académico CEERI.
Cita sugerida: Ospina Morales, G. (30 de octubre de 2023). ¿Cómo hablar acerca de Israel y Palestina?. Columna de Opinión. Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales.
Palabras clave: Israel, Palestina, Hamás, Gaza.
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Hablar acerca del conflicto entre Israel y Palestina plantea desafíos complejos. ¿Cómo es posible abordar lo ocurrió el 7 de octubre de 2023 o lo que pasa en la Franja de Gaza sin tomar una postura definida? ¿Cómo evitamos la tentación de simplificar el conflicto y etiquetar a un lado como «bueno» y al otro como «malo»? ¿Cómo evitar ser llamado cómplice del terrorismo o de un “Estado genocida”?
La complejidad de este asunto es evidente desde el mismo momento en que se busca reconocer a las víctimas, cayendo en la politización del sufrimiento. Ambas partes han experimentado un inmenso dolor y horror a lo largo de los años, y no reconocerlo resulta ofensivo e insultante para alguno de los dos lados. Sin embargo, las redes sociales y los medios de comunicación a menudo se llenan de debates en los que surgen argumentos del tipo: «¿Recuerdas que…?» o «Ellos también hicieron esto…». Así, el conflicto Palestino-Israelí es supremamente polarizante.
A pesar de que el conflicto se presenta a veces como una elección entre apoyas a los buenos o a los malos, es posible condenar las acciones de Hamás, que ha perpetuado una retórica violenta hacia Israel desde su origen, mientras al mismo tiempo se critican las acciones de Israel en la Franja de Gaza y su trato hacia la población palestina en general. No debemos sucumbir a la idea de que solo hay dos opciones, un lado correcto y un lado erróneo, ya que este enfoque simplista no hace justicia a la realidad compleja de este conflicto.
En primer lugar, es importante reconocer la dureza de la realidad de un conflicto armado. Por un lado, Israel busca castigar a Hamás, lo cual es fundamental para su seguridad y la disuasión de futuros ataques. Sin embargo, la pregunta clave es: ¿qué forma de castigo sería la más adecuada? Y esta pregunta tiene dimensiones políticas, militares y humanitarias. Por otro lado, la existencia de Israel ha sido un agravio en Medio Oriente, con numerosos países (particularmente, Siria e Irán) y grupos extremistas (salafistas-yihadista) llamando por su eliminación. Si bien, esto ha ido cambiando con el paso del tiempo, la cruda realidad, la de la denominada real politik, es que Israel necesita demostrar su fuerza para evitar repeticiones de eventos violentos como los del 7 de octubre y para disuadir a los enemigos de un ataque. Una muestra de debilidad podría inspirar a otros grupos y la acción de países como Siria o Irán.
No obstante, es esencial recordar que la ira y el deseo de venganza no son los mejores consejeros en esta situación. La historia nos ha enseñado que acciones militares apresuradas, como las invasiones de Afganistán en 2001 e Irak en 2003, pueden llevar a situaciones aún más problemáticas. En este sentido, imponer un castigo colectivo a la población civil (considerado un crímen de guerra por la Convención de Ginebra de 1949) o considerar una ocupación de la Franja de Gaza —en un caso clásico de la táctica contrainsurgente de clear and hold— podría llevar a Israel a una situación aún más desafiante, que sería costosa y prolongada, que a fin de cuentas alimentaría la resistencia armada y daría más apoyo a grupos extremistas como Hamás, lo que alejaría a Israel de su objetivo.
En segundo lugar, para comprender el conflicto es importante superar las explicaciones desde las líneas ideológicas de izquierda y derecha. Este ha sido el caso de Colombia, un caso partícular, pues ha sido un país donde las cuestiones internacionales suelen ser eclipsadas por asuntos internos. Por tal razón, es sorprendente ver cómo el debate sobre Medio Oriente dentro de la opinión pública del país ha adquirido relevancia.
Sin embargo, esta dinámica se debe en gran medida al respaldo del presidente Gustavo Petro a la causa palestina, respaldo que ha sido acompañado de críticas y comparaciones polémicas hacia el Estado de Israel, llegando incluso a equipararlo con el nazismo en Twitter (ahora conocido como X). Estas declaraciones, que incluyen amenazas de romper relaciones, han llevado a la oposición a adoptar una posición inquebrantable en defensa de Israel. Este apoyo a Israel, visto desde una perspectiva más profunda, no resulta tan sorprendente si consideramos que, históricamente, la izquierda ha tendido a respaldar la causa palestina, mientras que la derecha ha favorecido a Israel, vinculando su apoyo a cuestiones de seguridad, empresariado y capital en el país. Además, no podemos pasar por alto la influencia de las iglesias cristianas y los líderes políticos conservadores en esta ecuación. Ellos han asociado la defensa del Estado de Israel con la protección de valores tradicionales, la defensa de la familia y posturas en contra del aborto. Un ejemplo fue el evento «Casanare Bendice a Israel», que se ha realizado anualmente desde 2017, organizado por pastores cristianos y el senador y ex-gobernador Alirio Barrera del Centro Democrático. Similar controversia surgió cuando el expresidente Juan Manuel Santos reconoció al Estado de Palestina al final de su mandato en 2018.
Así, las redes sociales han sido el epicentro de conversaciones polarizadas que, desafortunadamente, han obstaculizado una comprensión profunda de las complejidades del conflicto. En lugar de analizar la situación, las personas tienden a respaldar una posición preconcebida basada en sus convicciones políticas, a menudo influidas por las opiniones de sus líderes políticos. Este fenómeno ha llevado a un estancamiento en el debate y a una visión parcializada de la información, donde la búsqueda y la compresión crítica a menudo queda en un segundo plano.
Por último, otro obstáculo para abordar el tema palestino-israelí es la cuestión de la fiabilidad de las fuentes de información. Este se manifiesta de dos formas, primero, la proliferación de noticias falsas, donde la tecnología tiene un papel principal, como la inteligencia artificial generativa, que puede producir información engañosa. Así se ha vuelto aún más difícil confiar en las fuentes de información. Por ejemplo, se han reportado casos de imágenes de videojuegos utilizadas de manera errónea, hechos de otros conflictos confundidos con los actuales y datos falsos que se propagan rápidamente. En la era de la desinformación, discernir la verdad se ha vuelto un desafío crucial.
Adicionalmente, y segundo, es importante el cuestionamiento o, tal vez mejor, el reconocimiento de las fuentes de información y sus caracteríticas. Por ejemplo, al utilizar Al-Jazzera como medio de información es muy probable que destaque la postura palestina, no en vano es importante tener en cuenta que esta cadena tiene sede en Qatar, país que ha patrocinado a Hamás y cuyo líder se encuentra allí refugiado. Otro ejemplo pueder ser la plataforma Vesegrad24, que difunde noticias en las redes sociales, y que es un medio que ha sido controversial por difundir informacion falsa promovida, particularmente, de la derecha polaca y hungara. Por supuesto, similares cuestionamientos pueden ser aplicables a medios occidentales reconocidos, como CNN, The New York Times o la BBC. Más que censurar alguno de estos medios, es importante como comprendermos desde diferentes puntos de vista, opiniones y posturas, evitando así caer en la desinformación y no caer en las cajas de resonancia que nos repiten una única postura.
En mi opinión, medios de comunicación como la BBC o ViceNews hacen un valioso esfuerzo por proporcionar una información completa sobre los sucesos. Sin embargo, es importante recordar que, en casos tan complejos como el conflicto en Israel y Palestina, la verdadera comprensión a menudo proviene de la multiplicidad de voces y perspectivas. Esta diversidad en la narración y el análisis es esencial para obtener una visión más completa y precisa de la situación. La invitación, entonces, es a explorar fuentes variadas y a mantener una mente abierta para apreciar las distintas facetas de este conflicto tan intrincado.
Abordar el conflicto israelí-palestino requiere una actitud crítica y sobre todo informada. Sé que es duro y complejo ante la cantidad y constante información que se produce día a día. No obstante es importante para evitar caer en el abismo del simplismo y la polarización.
Este es un artículo de opinión.
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