Por Orianna R. Ruiz, Egresada de la licenciatura de Relaciones Internacionales de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, UNAM.

 

En el contexto internacional definido por la llamada guerra comercial entre Estados Unidos y China y de la pandemia por COVID-19, la relación entre Occidente y Oriente parece tensarse cada vez más. Esta dicotomía sin embargo no es nueva sino que es más bien una percepción que ha trascendido a lo largo de los años.

No falta más que rememorar un poco la historia de Occidente, aquella que se presume como historia universal y que –por lo menos en México– es la que estudiamos como real y verdadera. Se trata de la historia en la que los griegos se enfrentaban a los bárbaros, a los de Oriente; aquella en la que se debía colonizar a los otros, a aquellos que no cuadraban con la norma de lo que era ser occidental. No obstante, la historia es diferente desde la perspectiva de Oriente, tanto desde lo que fue construido –como es el caso de Medio Oriente– y sobre aquello que no fue colonizado y que ha continuado como una historia milenaria.

La “historia” ha cambiado, pero no tanto. El status quo lo sigue manteniendo Occidente, o por lo menos eso es lo que intenta. Desde el “Lejano Oriente”, China se ha inmiscuido cada vez más en el escenario internacional, de tal forma que hoy compite con la economía de Estados Unidos, el gran vencedor de la Guerra Fría, aquél que habría traído consigo “el fin de la historia”.

Los números no mienten y con 14 ‘279,937.47 millones de dólares, de acuerdo con el Banco Mundial (2019), China se posicionó como el segundo país con mayor Producto Interno Bruto (PIB), detrás de Estados Unidos con 21’ 433,226.00 millones de dólares. Tan sólo para dar una idea, el tercer país con mayor PIB es Japón con 5 ‘081,769.54 millones de dólares, lo que implica una gran diferencia entre los primeros dos (Banco Mundial, 2019).

El crecimiento de China –y de la incomodidad de Occidente– ha sido el resultado de un plan económico a largo plazo y de distintos proyectos como lo es el Made in China 2025 o Belt and Road Initiative (BRI), que buscaría rescatar la vieja ruta de la seda para hacer cumplir el sueño chino, de recuperar y volver a «el centro» después del siglo de la humillación impuesto por las intervenciones europeas (Ramírez Ruiz, 2014).

Sin embargo, la guerra comercial de Estados Unidos con China es tan sólo el reflejo de lo que Occidente ve como un rival, no sólo en su economía, sino también en la forma en la que deberían llevarse las cosas. En este sentido, Oriente –o China, en este caso–, vuelve a representar una amenaza, algo que debe controlarse, que debe limitarse y, si es posible, colonizarse.

Ejemplo de ello fue la más reciente cumbre del G7, en la cual los “países más relevantes y económicamente más avanzados” han decidido ponerle un alto a China. Tan sólo falta poner atención a la iniciativa “Build back for the world” acordada por el G7 el pasado 12 de junio, la cual pretenderá responder a las necesidades de infraestructura en los países de ingresos bajos y medios. Es decir, una contraparte al proyecto chino, un proyecto que refleja los valores y la ideología occidental y, al mismo tiempo, uno que le permita a Occidente continuar con el status quo, uno en el que China limite sus objetivos económicos y, si es posible, incluso, hasta humillada como lo fue con las Guerras del Opio en el siglo XIX.

Al mismo tiempo, en esta cumbre se vio reflejado que Occidente no permitirá que entre en juego y tome el status quo, una potencia que no refleje sus ideales ni su manera de hacer las cosas, pues también se hicieron presentes críticas a los asuntos internos del país chino. Incluso, China respondió a las acusaciones del G7 resaltando, mediante su portavoz en Londres, que “los asuntos mundiales deben de ser tratados mediante consultas por todos los países” (citado en De la Cal, 2021).

No obstante, China parece poco interesada en cambiar la estructura del sistema internacional, de imponer su ideología milenaria como sí lo ha hecho Occidente. Reflejo de dicha apreciación es el poco interés que las inversiones chinas ponen al tipo de gobierno que existe en los países en los que invierte o en su poca incidencia en asuntos políticos internos, al contrario del papel de “policía del mundo” que pretende ejercer Estados Unidos. Incluso, su objetivo parece ser más el de lograr un equilibrio con Occidente, ejemplo de ello es el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y sus Cinco Principios de Coexistencia Pacífica como parte del BRI, siendo estos el respeto mutuo a la soberanía e integridad territorial, el acuerdo mutuo de no agresión, de no intervención en los asuntos internos, la igualdad y el beneficio mutuo, y la coexistencia pacífica (Müller-Markus, 2016).

¿Esto acaso implica que es imposible que subsistan ambas ideologías, que exista Occidente y Oriente en una misma armonía? Es poco probable, se hablaría de una lucha de civilizaciones como lo ha argumentado Huntington e implicaría negarse a una posibilidad de coexistencia, de tolerancia y de todo aquello que justamente presume Occidente. Lo que sí es cierto, no obstante, es que la visión occidental es ganar o perderlo todo, sin matices, continuar con el status quo occidentalizado como lo ha hecho hasta ahora, y que China está cada vez más dispuesta a desafiarlo.

 

Referencias

Banco Mundial. (2019). Producto Interno Bruto a US$ a precios actuales. Recuperado el julio de 2021, de Banco Mundial: https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.CD?locations=CN-US-DE-JP-IT-GB-CA-FR&view=chart

De la Cal, L. (2021). China acusa al G7 de «manipulación» y dice que «un pequeño grupo de países no puede decidir las políticas globales». Obtenido de El Mundo: https://www.elmundo.es/internacional/2021/06/14/60c72d2e21efa09f4b8b4669.html

DW Redacción. (2021). Líderez del G7 confrontan a China y pactan detener futuras pandemias. Recuperado el 21 de Junio de 2021, de DW Made por minds: https://p.dw.com/p/3unaA

Lebrón Veiga, A. J. (2012). Economía China: pasado, presente y futuro. Obtenido de Asia Red.

Müller-Markus, C. (2016). One Belt, One Road: el sueño chino y su impacto sobre Europa. Obtenido de Barcelona Centre for International Affairs: https://www.cidob.org/publicaciones/serie_de_publicacion/notes_internacionals/n1_148_one_belt_one_road_el_sueno_chino_y_su_impacto_sobre_europa/one_belt_one_road_el_sueno_chino_y_su_impacto_sobre_europa

Ramírez Ruiz, R. (2014). El «sueño chino» de Xi Jinping. La «quinta generación de dirigentes» y su programa de gobierno. La Albolafia: Revista de Humanidades y Cultura, 223-244.

Said, E. (2015). Orientalismo (7ma ed.). Barcelona: Debolsillo Editorial.

The White House. (2021). FACT SHEET: President Biden and G7 Leaders Launch Build Back Better World (B3W) Partnership. Recuperado el 21 de Junio de 2021, de The White House: https://www.whitehouse.gov/briefing-room/statements-releases/2021/06/12/fact-sheet-president-biden-and-g7-leaders-launch-build-back-better-world-b3w-partnership/

Zhao, Y. (2018). The Rise and Prospect of China’s Economy. Estudios de Economía Aplicada, 36-1, 277-290.