Grupo de investigación de Comunicación Política
Por Candelaria Agustina Garrido, Abogada, Universidad Católica de Córdoba, Argentina.
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Cita sugerida: Garrido, C. (22 de mayo 2025). Taiwán: comunicación política como herramienta estratégica [Artículo de opinión]. Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales. URL: https://www.ceeriglobal.org/taiwan-comunicacion-politica-como-herramienta-estrategica/
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- Taiwán: comunicación política como herramienta estratégica.
La comunicación política no es solo un instrumento de gobierno; en algunos casos, para algunos actores como Taiwán, es una cuestión de supervivencia. Desde 1945, Taiwán ha estado bajo el régimen de la República de China (ROC), un Estado que gobernaba toda China hasta el final de la guerra civil. Con la victoria del Partido Comunista en 1949, el Kuomintang (KMT) se vio obligado a replegarse a la isla de Taiwán, donde estableció un gobierno que, hasta la actualidad, mantiene instituciones propias y diferenciadas de la República Popular China (RPC). Sin embargo, la soberanía de Taiwán ha sido constantemente cuestionada por Beijing, que lo considera una provincia rebelde, lo que ha generado un complejo entramado de relaciones diplomáticas, estratégicas y comunicacionales. En este contexto, la comunicación política se convierte en un pilar fundamental para consolidar una postura más firme respecto a su proyecto de independencia, su lucha contra la desinformación y la consolidación de su identidad nacional en un escenario geopolítico marcado por la ambigüedad y la tensión.
Partiendo de esta premisa, la comunicación política permite la estrecha interacción entre dos elementos: la política y la comunicación. De acuerdo con Wolton (1998, como se citó en Canel, 2006), se trata, por un lado, de un enfrentamiento de discursos cuyo desenlace es incierto y, por otro, de una confrontación que se desarrolla a partir de tres discursos que se expresan legítimamente en una democracia: la información, la política y la opinión pública. Según Canel (2006), la comunicación política implica una forma de rivalidad entre actores que compiten por imponer su visión. Su importancia se amplifica en contextos de alta volatilidad geopolítica, donde los Estados no solo compiten por recursos materiales, sino también por legitimidad, reconocimiento y autoridad narrativa. Este carácter competitivo de la comunicación política, descrito por Canel, se manifiesta claramente en el caso de Taiwán, cuya narrativa democrática compite constantemente con el relato autoritario promovido por Beijing.
En este escenario de competencia simbólica, resulta clave incorporar la noción de soft power desarrollada por Joseph Nye. Nye (2004) sostiene que la capacidad de un país para influir en otros no depende exclusivamente de su poder militar o económico, sino también de su atractivo cultural, sus valores políticos y sus políticas exteriores percibidas como legítimas o morales. La comunicación política es, en este sentido, un instrumento indispensable para la generación y proyección de soft power, especialmente para actores que carecen de poder duro suficiente, como es el caso de Taiwán.
Taiwán ha sido blanco recurrente de operaciones de influencia y desinformación orquestadas, en gran medida, por el Partido Comunista Chino. Lo cierto es que, más allá del reconocimiento internacional limitado y la constante presión geopolítica de China continental, Taiwán ha logrado consolidar un sistema democrático funcional. Tal es así que, desde 1991, se llevan a cabo elecciones presidenciales de manera periódica. Las últimas elecciones en realizarse datan del año 2024 habiendo resultado ganador Lai Ching-te. El presidente fue electo anteriormente como vicepresidente y primer ministro. Pertenece al Partido Progresista Democrático (PPD), el cual se caracteriza por tener una postura firme en lo que respecta al conflicto con China y plantea una mayor autonomía política con relación a este país. Comunicacionalmente, este partido ha construido un relato internacional de defensa pacífica y democracia resiliente.
Su narrativa se basa en la autodeterminación democrática, resaltando que el futuro de Taiwán solo puede ser decidido por su pueblo. Este mensaje ha sido difundido con consistencia por el PPD en entrevistas con medios internacionales como la BBC o CNN. Inclusive el presidente electo sostuvo durante su discurso, en el Día de la Nación, que su misión es “(…) garantizar que nuestra nación aguanta y progresa y unir a los 23 millones de taiwaneses. También mantendré el compromiso de resistir a la anexión y a cualquier ataque a nuestra soberanía”(como se citó en Infobae, 2024). La resistencia a la anexión por parte de Beijing y el alineamiento con países democráticos son ejes centrales del discurso comunicacional del gobierno.
1.1. La desinformación como herramienta de presión.
En un contexto global donde la información se ha convertido en una herramienta estratégica de poder, la desinformación cumple un rol fundamental al debilitar la confianza ciudadana tanto en las instituciones democráticas como en las alianzas internacionales. De acuerdo con Wardle y Derakhshan (2017), la desinformación se define como la difusión intencionada de contenido falso o engañoso, con el propósito de manipular la opinión pública, influir en decisiones políticas o debilitar la confianza en las instituciones democráticas. En el caso de Taiwán, estas campañas buscan erosionar tanto la legitimidad del gobierno como su histórica relación con Estados Unidos. En este escenario, se evidencia un enfrentamiento “oculto” entre dos grandes potencias: la República Popular China y Estados Unidos. Esta confrontación no se limita al plano militar o económico, sino que se proyecta con claridad sobre el terreno del soft power, entendido como la capacidad de influir en otros a través de valores, narrativas y legitimidad percibida.
Tanto China como Estados Unidos compiten por posicionar sus respectivos modelos políticos como referentes a nivel global, y Taiwán se ubica en el centro de esta disputa simbólica. La isla representa, para muchos, un bastión de la democracia en Asia, mientras que para Beijing constituye una amenaza a la integridad territorial. En este marco, la narrativa en torno a las elecciones presidenciales taiwanesas de 2024 estuvo marcada por una fuerte tensión informativa. Como señala un investigador especializado en desinformación en una entrevista para BBC Mundo, se comenzó a instalar la narrativa de que “Estados Unidos no apoyará a Taiwán y lo abandonará si hay una guerra o si la situación deja de ser ventajosa para sus intereses”. (Yang, 2024, como se citó en BBC News Mundo, 2024).
Esta construcción discursiva responde a una estrategia orientada a generar incertidumbre, dividir a la opinión pública y debilitar el frente interno, afectando tanto la percepción de seguridad como el respaldo internacional del gobierno electo.
Una de las herramientas para hacer frente a esta problemática fue la creación del Taiwan FactCheck Center. Este centro planteó que la cuestión de la desinformación no apareció únicamente en 2024, sino que tiene precedentes en años anteriores, como en 2022, según sus análisis:
En la categoría de fraude electoral, la desinformación atacó la integridad de los procedimientos de votación, hizo afirmaciones falsas sobre las papeletas y las urnas, cuestionó el proceso de recuento de votos y difundió información falsa sobre votos falsos. Respecto a la desinformación sobre las políticas gubernamentales antes de las elecciones, los manipuladores de la información se centraron en políticas relacionadas con el género, la educación y el bienestar social. La desinformación destinada a incitar preocupaciones sobre el conflicto con China o el resentimiento hacia Estados Unidos aumentó en 2022. (Taiwan FactCheck Center, s.f., párrs. 2–4).
En este sentido, la desinformación aparece como herramienta central tendiente a debilitar la cohesión social interna y fragmentar la opinión ciudadana. Esta información engañosa representa un desafío crítico para la consolidación de una identidad nacional y lograr la confianza en instituciones taiwanesas, no solo para la gobernabilidad, sino también para la participación ciudadana.
1.2. El aliado no oficial
La posición de Taiwán en el escenario global es compleja, ya que, a pesar de su estrecha relación con Estados Unidos, este último no reconoce oficialmente su independencia y mantiene una “ambigüedad estratégica” basada en el principio de una sola China. Sin embargo, por parte de EE.UU. rige la “Ley de Relaciones con Taiwán” (BBC Mundo, s.f.). No obstante, esta legislación sólo debe entenderse como una simple promesa de suministro de armas, más no como un compromiso explícito de intervención militar. Esta ambigüedad por parte del “mayor” aliado de Taiwán lo coloca a este último en una situación evidentemente vulnerable, lo que justifica la intervención de esta gran potencia en el desarrollo de elecciones políticas de Taiwán.
Los beneficios para EE.UU. no solo se centran en lograr la contención de China, sino también en el acceso a recursos estratégicos, en la seguridad regional, en la promoción de la democracia y en el mantenimiento del equilibrio de poder en el Indo-Pacífico. Por ello, no resulta extraño el gran interés y apoyo que despliega EE.UU., brindando asistencia estratégica y monitoreo de la desinformación durante épocas electorales en Taiwán. La embajadora de facto de Estados Unidos en Taiwán, Sandra Oudkirk, se pronunció sobre el tema en una declaración oficial del American Institute in Taiwan, afirmando que Estados Unidos y Taiwán están en la primera línea de la lucha contra la propagación de la desinformación y que trabajan estrechamente para combatir la manipulación de la información en línea (American Institute in Taiwan, 2023).
En lugar de interpretarlo como un compromiso genuino y solidario, podría tranquilamente argumentarse que se utiliza la isla como una herramienta de presión contra Pekín para negociar otros aspectos de su relación con China. Al respaldar la estabilidad institucional de Taiwán, EE.UU. no solo protege un aliado, sino que fortalece su presencia en el Indo-Pacífico, una de las regiones más disputadas del escenario internacional actual.
- Conclusión
La dinámica expuesta coloca a Taiwán en una situación donde la comunicación política no solo debe enfrentar la injerencia de China, sino también navegar en un sistema de alianzas que, aunque estratégicas, carecen de respaldo formal. El margen de maniobra que ostenta Taiwán en el ámbito diplomático es evidentemente limitado, resaltando la vital importancia de la Comunicación Política.
El caso analizado constituye una manifestación concreta de las dinámicas propias de las democracias contemporáneas. En este tipo de regímenes, el espacio público se convierte en un escenario clave donde predominan prácticas comunicativas orientadas a la persuasión. A través de él, se visibilizan discursos con intenciones claras de influir en la opinión pública, incluso cuando estos resultan ser contradictorios entre sí.
En esta línea cabe entonces preguntarse si realmente existen límites sobre las estrategias de las que pueden valerse las partes para lograr mayor poder en un país. En este caso, es clara la confrontación indirecta existente entre China y Estados Unidos que se extiende al terreno del soft power, caracterizada por una disputa por la legitimidad discursiva donde el relato y la capacidad de persuasión aparecen como principales herramientas estratégicas.
La situación pone de relieve la intervención de dos potencias globales, Estados Unidos y China, que actúan guiadas por intereses geopolíticos particulares sobre un territorio cuya soberanía no les corresponde directamente: Taiwán. En este contexto, no hay que dejar de preguntarnos: ¿el respaldo de Estados Unidos a la autonomía de Taiwán refleja un compromiso auténtico con su independencia, o se enmarca dentro de una estrategia de presión contra Pekín en el contexto de sus intereses geopolíticos globales? Esta gran ambigüedad resalta la complejidad de las relaciones internacionales, donde actores de la comunidad internacional no siempre defienden de manera coherente principios democráticos, sino que adaptan las políticas de países externos a sus intereses geopolíticos. Así, se presenta como un notable desafío para Taiwán el de fortalecer estrategias comunicativas que permitan un equilibrio entre su autonomía política y las presiones geopolíticas.
Referencias
American Institute in Taiwan. (2023, August 8). Remarks by AIT Director Oudkirk at 2023 Indo-Pacific Workshop on Countering Disinformation. https://www.ait.org.tw/remarks-by-ait-director-oudkirk-at-2023-indo-pacific-workshop-on-countering-disinformation/
BBC News Mundo. (2024, 9 de enero). El Yimeilun, la estrategia con la que China busca influir en las elecciones de Taiwán al sembrar dudas sobre su alianza con EE.UU. BBC News Mundo. https://www.bbc.com/mundo/articles/c2ey8yn81eeo
BBC Mundo. (s.f.). Taiwán: la isla de la discordia. BBC. Recuperado el 26 de marzo de 2025, de https://www.bbc.co.uk/spanish/specials/1136_taiwan/page5.shtml
Canel, M. J. (2006). Comunicación política: Una guía para su estudio y práctica. Tecnos.
Infobae. (2024, octubre 10). El presidente de Taiwán dijo que su misión es resistir a la anexión de la isla por parte de China. https://www.infobae.com/america/mundo/2024/10/10/el-presidente-de-taiwan-dijo-que-su-mision-es-resistir-a-la-anexion-de-la-isla-por-parte-de-china/
Nye, J. (2004). Soft power: The means to success in world politics. PublicAffairs.
Taiwán FactCheck Center. (s.f.). Taiwan and China: An enduring struggle. Taiwan Foundation for Democracy. Recuperado el 26 de marzo de 2025, de https://en.tfc-taiwan.org.tw/en_tfc_288/
Wardle, C., & Derakhshan, H. (2017). Information disorder: Toward an interdisciplinary framework for research and policymaking (Council of Europe report DGI(2017)09). Council of Europe.
Wikipedia. (s.f.). Estatus político de la República de China. Wikipedia. Recuperado el 26 de marzo de 2025, de https://es.wikipedia.org/wiki/Estatus_pol%C3%ADtico_de_la_Rep%C3%BAblica_de_China
Wikipedia. (s.f.). Partido Progresista Democrático (República de China). Wikipedia. Recuperado el 26 de marzo de 2025, de https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Progresista_Democr%C3%A1tico_(Rep%C3%BAblica_de_China)