Santiago Maldonado Aquino, estudiante de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Boliviana «San Pablo».

Cita sugerida: Maldonado Aquino, S. (2023). Secuelas geopolíticas de los seísmos de Turquía y Siria. Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales, 1-4.

Palabras clave: geopolítica, seísmo, Turquía, Siria.

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El pasado 6 de febrero se produjeron dos devastadores terremotos y una serie de réplicas que sacudieron el sureste de Turquía y el noroeste de Siria. Los dos hechos fueron con una magnitud de 7,8 y de 7,5 en la escala de Richter que junto con sus réplicas causaron incalculables destrozos y provocaron miles de víctimas en los respectivos territorios. De esta manera, se convierte en un evento más que se suma a la larga lista de seísmos que ha sufrido recientemente esta región considerada como una de las zonas sísmicas más activas del mundo. 

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), las provincias de Turquía y de Siria sufrieron sacudidas en la madrugada por un seísmo que duró aproximadamente unos 30 segundos alrededor de las 04:17 hora local, al que le ha seguido otro situado a unos 80 kilómetros al norte (2023); lo que desde el USGS han afirmado es que estos movimientos sísmicos se engloban dentro del sistema de fallas de Anatolia Oriental. 

Cabe recordar que Turquía se encuentra atravesada por las fallas de Anatolia, una en el norte y otra en el este del país, la última es compartida con Siria y fue donde se produjo el último terremoto. Entonces, su ubicación entre dos importantes fallas y el hecho que se encuentra comprimida por tres grandes placas tectónicas, convierte al Estado turco en una de las zonas sismológicas más complejas y activas del mundo. De hecho, gran parte del país se asienta en la relativamente pequeña placa de Anatolia, la misma que está delimitada al norte por la placa Euroasiática, y al sur y este por las placas Africana y Árabe. 

De esta manera, la zona en su totalidad ha sufrido 50 movimientos sísmicos en el último siglo. Hasta ahora se consideraba al seísmo más grave de la historia reciente aquel ocurrido en 1939 en la provincia de Erzincan, ubicado en el este de Turquía y que supuso una serie de sacudidas que oscilaron entre una magnitud de 7,1 y 8 en la escala de Richter a lo largo de la Falla de Anatolia del Norte, causando importantes daños y pérdidas. No obstante, el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan afirmó que el último seísmo recientemente vivido se trata de una catástrofe sin precedentes.

Correlativamente, en 1999 un seísmo sacudió la ciudad de Estambul, dejando expuesta la laxitud y apatía de los estándares de construcción en las edificaciones del país, así como la evidente inoperancia del Estado turco tras décadas de kemalismo laico ortodoxo en el gobierno. Por lo tanto, la incompetencia y el fracaso del gobierno turco jugó un papel crucial en el debilitamiento de los predecesores de Erdogan y generó la apertura política para la llegada del AKP en 2002, la cual estaba alimentada por un deseo popular de cambio y “eficiencia estatal”.

Ahora bien, la figura del actual presidente turco gravita sobre la política de su país desde hace una generación cuando fue de carácter reformista conservador devenido en autócrata nacionalista. Actualmente se prepara para las elecciones presidenciales y parlamentarias que se celebrarán en mayo próximo, donde yace en los votantes la decisión de extender los 20 años de gobierno de Erdoğan junto a su Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). 

Sin embargo, todo depende de ciertas consideraciones: la inflación es vertiginosa, el valor de la lira turca se derrumbó, hay una falta de iniciativa del gobierno para mejorar los mecanismos de respuesta de la región ante un eventual terremoto, existen prácticas edilicias corruptas y deficientes, tiene un mal uso de un fondo destinado a terremotos y no hay una coordinación profesional de asistencia. Dicho de otro modo, el trauma de este momento podría determinar el destino político de Erdoğan en caso de que su gobierno no lograra acelerar el rescate y la asistencia humanitaria. 

Por otro lado, las necesidades humanitarias en el norte de Siria ya eran considerables, pues la región alberga a millones de personas desplazadas por la larga data de la guerra del país iniciada hace 12 años, a esta situación se une el brote de cólera que sufría la zona desde el pasado verano. De por medio, existe la necesidad de reanudar e intensificar las entregas a través de las líneas que dividen las zonas controladas por el gobierno sirio hasta las que lo están en el territorio controlado por la oposición, en donde el 90% de la población del noroeste depende de la ayuda humanitaria.

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha entregado raciones listas para ingerir y comidas calientes diarias a 38.000 personas alojadas en albergues y ha informado que tiene suficientes alimentos listos para aproximadamente 100.000 personas en el noroeste del país, donde el 90% de la población –equivalente a 4,1 millones de personas– dependen de la asistencia humanitaria (2023). El PMA hace un llamamiento para que se permita el acceso sin trabas al noroeste de Siria, ahora más que nunca, cuando se necesita urgentemente ayuda humanitaria para llegar a los afectados por el terremoto. 

Sin lugar a dudas, la naturaleza ha afectado tristemente a quienes ya tenían que hacer frente a los años de sufrimiento y desplazamiento agravados, una vez más, el Oriente Medio se encuentra en crisis.

Referencias bibliográficas

United Nations. (n.d.). Noticias ONU | Mirada Global Historias Humanas. United Nations. Retrieved February 11, 2023, from https://news.un.org/

United States Geological Survey. USGS.gov | Science for a changing world. (2023, February 6). Retrieved February 11, 2023, from https://www.usgs.gov/