Observatorio de Política Internacional
Equipo de Rusia
María Sol Ybañez, Estudiante avanzada de la licenciatura en Relaciones Internacionales. Universidad Nacional de Rosario.
Cita sugerida: Ybañez, M.S. (26, julio, 2023). La cooperación entre Rusia y China en el conflicto de Ucrania y los desafíos de la diplomacia china del “equilibrista”. Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales.
Palabras clave: (China, Rusia, Ucrania, guerra, diplomacia)
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Existe un consenso académico en torno a la idea de que uno de los rasgos más marcados del escenario político internacional desde el fin del orden de Guerra Fría es el acercamiento entre Beijing y Moscú (Calduch Cervera, 2022). El fortalecimiento del vínculo entre ambas naciones deviene, para muchos analistas, de la coincidencia de sus orientaciones de política exterior tras el derrumbe del orden comunista. Frente a la emergencia del orden unipolar de hegemonía estadounidense, han coincidido en la adopción de una actitud de carácter revisionista, poniendo en cuestión el liderazgo norteamericano e intentando por todos los medios reducir su cuota de poder global.
Actualmente, la relación bilateral atraviesa una fase de cambio desde que Rusia lanzó su invasión sobre Ucrania a finales de febrero de 2022. En este sentido, la posición oficial adoptada por China ante el estallido de la guerra en Ucrania puede ser resumida en los siguientes puntos:
- Afirmación pública de neutralidad. Ya en febrero de 2023 y tras la reunión del G20, como indica el informe comparativo del CEERI (2023), China publicó una lista de doce puntos en la que se presentaba como una parte neutral y comprometida con la consecución de la paz. Sin embargo, hay que destacar que gran parte de la comunidad internacional, principalmente los sectores proclives a Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), acusan al gigante asiático de un respaldo encubierto y velado al accionar ruso
- Comprensión de la inquietud de Rusia ante el expansionismo militar de la OTAN y un hipotético ingreso de Ucrania a ella. Incluso antes de la invasión, China desautoriza el accionar de la OTAN declarando su apoyo a las “preocupaciones razonables” de Moscú respecto a Ucrania.
- Llamamiento constante a la moderación y a la búsqueda de una salida diplomática y pacífica con la implicación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
- Premisa de que las sanciones no son eficaces, estudiando caso por caso y con prudencia la aplicación de las mismas (Ríos, 2022). Tras la imposición de las mismas por parte de Occidente, fueron catalogadas por voceros del gobierno chino como “terrorismo financiero” y “hegemonismo económico”. No obstante, fueron cuidadosos para no violarlas y así evitar conflictos mayores (Connelly, 2023)
- Resistencia a encabezar una mediación, aunque la prensa internacional lo considere el interlocutor más válido para ello y a pesar de las presiones norteamericanas en tal sentido.
La ambigüedad de estas líneas de política exterior puede explicarse por los intereses cruzados y complejos que se encuentran implicados para China en la toma de postura diplomática respecto al conflicto. Podemos afirmar que China se encuentra en esta situación, en una encrucijada. La opción de volcarse hacia un apoyo incondicional a Rusia resultaría catastrófica dados sus intereses económicos en juego, puesto que como se sabe, Europa es uno de sus principales socios económicos. Ucrania es sede de cuantiosas inversiones chinas, uno de los socios europeos de la “Nueva Ruta de la Seda” y es un importante punto de conexión con Europa por el enlace ferroviario recientemente inaugurado (Ríos, 2022). La dimensión económica cobra aún más relevancia teniendo en cuenta el relativo estancamiento económico que sufre la economía china, agravado en un contexto post-pandemia (García Galán, 2023).
Por otro lado, la adopción de una postura más afín a la línea Occidental norteamericana de rechazo a la invasión y el consecuente detrimento de sus lazos con Rusia, también sería a todas luces perjudicial. China necesita garantizar su abastecimiento de materias primas y energía con las exportaciones rusas, imprescindibles para mantener unas altas tasas de crecimiento económico y bienestar social. Además, el aislamiento internacional de Rusia está permitiendo a Beijing abastecerse de crudo y gas a precio de saldo, por lo que su dependencia energética se ha incrementado de manera notable. Cabe destacar también que un comportamiento de tal naturaleza representaría una contradicción con la tradicional defensa china de la soberanía e integridad de los Estados en el terreno internacional (Calduch Cervera, 2023).
Como se ve, este escenario coloca a China en un lugar difícil y ciertamente incómodo. Xi no puede excusar el comportamiento de Putin, pero tampoco tiene libertad para condenarlo abiertamente. O dicho de otra manera, no puede oponerse explícitamente al accionar ruso, pero sus intereses también se verían comprometidos con un respaldo decidido a su tradicional socio. Tal situación diplomática ha sido denominada por muchos autores como la de un “equilibrista”, en razón de que requiere de un constante esfuerzo para mantenerse equidistante y proteger sus complejos intereses (Ríos, 2022).
En otro orden de ideas, no caben dudas de que esta encrucijada china está resultando favorable para Rusia. Más allá de que sus fuertes lazos con Beijing le han permitido sortear los avatares del aislamiento internacional que atraviesa, tras la batería de sanciones impuestas su economía es más dependiente que nunca de los intercambios comerciales con el país asiático (García Galán, 2023). Ello podría ser uno de los motivos por los cuales el presidente Putin no se arriesga a tensar el vínculo, cuidándose de presionar a China para obtener un apoyo más decidido de su parte, y por lo que ha reiterado en diversas ocasiones que no existe ningún tipo de alianza militar en marcha.
Sin embargo, cabe preguntarse hasta cuándo China podrá seguir sosteniendo este accionar en el plano internacional, sobre todo teniendo en cuenta la estrategia militar cada vez más agresiva de Rusia.
En este sentido, podemos especular que cuanto más se radicalice la postura del Kremlin, mayores serán las presiones de la parte occidental para que China manifieste su repudio y rompa su tradicional alineamiento con Moscú. El escenario de ruptura no se avizora como improbable, más aún si tenemos en cuenta que la relación bilateral también está siendo puesta en jaque por otra serie de factores. Entre ellos, los más urgentes son la amenaza que representa para Rusia el reciente crecimiento de las capacidades militares chinas (en razón del interés norteamericano en al área indo-pacífica) y el incremento de la influencia de China en las repúblicas centroasiáticas, especialmente en Kazajistán, que implica una correlativa pérdida de influencia rusa en una zona que Moscú considera estratégica para su seguridad territorial. (Calduch Cervera, 2023).
Por todo lo expuesto anteriormente, es evidente que la diplomacia china del equilibrista es una opción de política exterior cuanto menos, precaria. La fragilidad de la misma queda de manifiesto en los riesgos que representan para China la radicalización del accionar ruso en la guerra. El mantenimiento de vínculos cordiales con el bloque de la OTAN sigue siendo una prioridad de primer orden dada la importancia crucial que representan para su desempeño económico. El gigante asiático no podrá mantener el delicado equilibrio por mucho más tiempo. Cuando los costos de la alianza con Rusia representen una carga mayor que los beneficios, China no dudará en tomar cartas en el asunto.
No obstante, tampoco creemos que sea dable una ruptura drástica entre ambos, al menos en el corto plazo. Xi es consciente de la posición vulnerable en la que se encuentra Putin, y de que en el actual contexto, el peligro de verse en una situación de total aislamiento internacional es un riesgo que el mandatario no puede permitirse. Por lo tanto, en este escenario, una simple advertencia será suficiente para que Moscú rectifique su camino y vuelva a la senda de la prudencia. Lo anterior podrá darse independientemente de la forma que el acto de advertir adopte; ya sea explícita, a través del discurso público de los voceros oficiales chinos o de algún gesto diplomático, o implícita, por ejemplo, en conversaciones a puertas cerradas durante reuniones de cúpulas.
Bibliografía
Ríos, X. (2022). China ante la invasión rusa de Ucrania. Nueva Sociedad, (301). https://nuso.org/articulo/301-china-invasion-rusa-ucrania/
Connelly, M. (2023). Papel de China ante la guerra entre Rusia y Ucrania. México y la Cuenca del Pacífico, 12 (34). https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-53082023000100009
Calduch Cervera, R. (2022). Las relaciones entre China y Rusia: dos estrategias diferentes y un interés compartido. Cuadernos de Estrategia, (212), 99-122. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8756233
Centro de Estudios Estratégicos Internacionales (CEERI) (2023). Observatorio de Política Internacional (OPI). Informe comparativo n° 6. https://www.ceeriglobal.org/wp-content/uploads/2023/03/INFORME-OPI-FEBRERO-2023-1.pdf