Lic. Irina Ludmila Bellucci (Relaciones Internacionales – UAI)

No es la primera vez que Recep Tayyip Erdoğan anuncia un megaproyecto de infraestructura, aprobado por el Ministerio de Medio Ambiente y Urbanización. El mismo sería uno de los canales con mayor tráfico del mundo, pero la construcción del canal de Estambul tiene fuertes oposiciones, sobre todo ambientalistas, por parte de la comunidad internacional. Es un proyecto que el mismo Erdogan calificó como «loco» y que uniría de manera artificial el Mar de Mármara y el Mar Negro, creando un canal que enlazaría en 45 km., Europa y Asia. Este canal propuesto por Erdogan, anterior primer ministro y actual presidente de Turquía, tardaría 7 años en construirse, y dejaría a Estambul, una de las ciudades más importantes en Turquía, en una suerte de isla. Tendría 25 metros de profundidad y entre 250 y 1.000 metros de ancho, y correría en dirección sur-nordeste. El proyecto, que busca aliviar el tráfico de buques que hoy navegan por el Bósforo (única salida al exterior del mar Negro desde Rumania, Bulgaria, Ucrania, Georgia y los puertos del sur de Rusia) tiene un coste de más de US$8.000 millones.

Esta idea generó mucha controversia. Para empezar el alcalde de Estambul se manifestó en contra, argumentando que la salinización del Mar de Mármara sería una catástrofe ambiental, dichos a los que adhirió la comunidad científica (BBC News Mundo, 2021).  Esto se debe a que, de aprobarse el proyecto, se mezclará el agua salada y el agua dulce del embalse de Sazlibosna, tornándose imbebible la fuente de agua potable de Estambul más grande, según el Centro para la Justicia Espacial de Turquía tiene 25 días de suministro de agua potable para 16 millones de personas (Colorado, 2021). Otro problema es que el agua se quedaría sin oxígeno por la salinidad, afectando a toda la fauna y flora que vive en ella y sobre ella como las aves. Otra razón por las cuales muchos se oponen es que por esa razón la ciudad de Estambul y sus alrededores olerían a “huevo podrido”, afectando a 15 millones de personas y a los turistas que la ciudad recibe anualmente.

 

También existe un trasfondo de conflicto de clases ya que los poblados por fuera de Estambul que terminarían en los márgenes del canal se verían arrasados y esto generaría un problema de reubicación de sus habitantes. Éstos verían sus casas desplazadas por el canal y, en contrapartida, se priorizaría a las villas residenciales de lujo que planean colocar allí las cuales serían creadas con fondos nacionales, pero de participación público-privada. Afectaría, de igual modo, a los agricultores y ganaderos de la zona.

 

Asimismo, la construcción del canal conlleva la tala de bosques -350 hectáreas- alrededor, afectando al paisaje. Los detractores sostienen que esto sería una catástrofe ecológica basada simplemente en el beneficio económico. Por este motivo, no hay consenso en la población ante el posible colapso ecológico. Por otro lado, Rusia ha mostrado su desacuerdo al proyecto, aludiendo a que incurrirían sus buques en mayor gasto debido a los peajes, y que le generaría un mayor ingreso al gobierno de Erdogan. En total construirlo costaría alrededor de 75 mil millones de liras turcas, esto es aproximadamente 8,6 mil millones de dólares, además de que se prevé construir 250.000 residencias a ambos lados de este. Además, para conectar Estambul, ya que terminará poseyendo 2 mares, se le construirán 6 puentes sobre el canal para conectarla. El beneficio, según Erdogan, es prevenir los riesgos que conlleva que el Bósforo se vea atravesado por buques con cargamentos peligrosos.

En resumen, Erdogan sigue sumando opositores ante un proyecto controvertido el cual, si avanza, verá sus frutos dentro de unos años. Los intentos de grandilocuencia por parte de Erdogan son constantes, y me atrevo a decir que no será el último, de sus megaproyectos. Casi parece querer emular un sultanato. Mientras, la situación económica y social en su país no están tan bien: presos políticos, refugiados por doquier -situación que se le escapa de las manos-, crisis económica y crisis sanitaria por el coronavirus -tras las acusaciones de que su gobierno manipuló las cifras de muertos-. Además, su gobierno tiene la censura como bandera, mientras que el apoyo a su partido cae a mínimos históricos por la crisis económica -las encuestas lo sitúan ahora por debajo del 34% obtenido en las primeras elecciones a las que concurrió- (Mourenza, 2021).

Erdogan no escucha o no quiere escuchar ni a su población ni a su tierra: mientras tiene la mitad de un país arrasado por el fuego y la otra inundada él hace oídos sordos al grito que sale por todos lados: Turquía necesita un cambio.

 

Referencias

BBC News Mundo. (26 de Junio de 2021). Obtenido de BBC News Mundo: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-44211223

Colorado, M. (24 de Junio de 2021). France24. Obtenido de France24: https://www.france24.com/es/programas/medio-ambiente/20210626-turquia-medio-ambiente-canal-estambul-erdogan-mar-marmara

Mourenza, A. (17 de Agosto de 2021). El País. Recuperado el 3 de Septiembre de 2021, de El País: https://elpais.com/internacional/2021-08-17/a-erdogan-se-le-acumulan-las-crisis.html