Línea de investigación de América Latina

Pamela Quintana Salazar, licenciada en Relaciones Internacionales. Pontificia Universidad Católica Argentina. Miembro del Equipo de Investigación de Cooperación e Integración Internacional y Coordinadora del grupo de investigación de China en el Observatorio de Política Internacional (OPI-CEERI).

Cita sugerida: Quintana Salazar, P. (29 de agosto de 2023). Violencia e inestabilidad: Ecuador en el panorama electoral de América Latina. Columna de opinión. Centro de Estudios Estratégicos de Relaciones Internacionales.

Palabras clave: América Latina, violencia electoral, competencia, elecciones, democracia.

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Panorama general de hechos

El 20 de agosto se llevaron a cabo las elecciones presidenciales y legislativas en Ecuador. Sin embargo, ninguno de los candidatos a ocupar el poder ejecutivo alcanzó los votos suficientes para consagrarse con la victoria en primera vuelta. Por lo cual ahora el país  se prepara para el balotaje en octubre, bajo la atenta mirada de la comunidad internacional y la preocupación de la población por la situación que atraviesa el país: una profunda crisis política y social generada por la erosión de la imagen presidencial, la caída de la performance económica y, sobre todo, el aumento de la inseguridad y la violencia política presentes en los comicios, situación que pone en riesgo la convocatoria de octubre.  

Dichas elecciones habían sido convocadas en mayo, a través de la aplicación de un mecanismo constitucional llamado “muerte cruzada” que permitió al presidente clausurar el congreso y lo habilitó para gobernar por decreto hasta que se definiesen las nuevas autoridades; en un contexto de abierto enfrentamiento de poderes. Así, desde su establecimiento, estuvieron en el foco de la atención internacional. Sin embargo, no solo eso las convirtió en uno de los escenarios electorales y tópico de análisis más importantes de la región, sino también tomaron relevancia los niveles del enfrentamiento, la violencia política y criminalidad inédita que rodearon todo el periodo de campaña. 

Antecedido por una ola de ataques contra dirigentes politicos, el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio en Quito luego de un acto de campaña, encendió todas las alarmas en torno a la violencia en el pais y la integridad de los participantes en el proceso electoral. Recordando la violencia de los comicios en México, Colombia y, más recientemente, en Brasil, estos hechos también pusieron en el centro del debate el aumento de la violencia electoral en la región – con énfasis a una vuelta de la violencia política de los años 90 y relación con los grupos delictivos – y el desafío que supone este fenómeno para los procesos de transición de poder y la estabilidad de la democracia en la región. 

En línea con ello, luego de que las elecciones quedaran por definirse en segunda vuelta, el gobierno ha tomado la decisión de “blindar” a sus candidatos con la protección de ejército, pero los temores se profundizan y surgen dudas acerca de si esta medidas serán suficientes para asegurar la gobernabilidad del país una vez definido el nuevo mandatario. 

Crisis política y elecciones adelantadas

Luego de un año marcado por altos niveles de violencia, protestas sociales y enfrentamiento entre los poderes de gobierno, la crisis política en Ecuador alcanzó su punto máximo en mayo, cuando, un día después de que el Parlamento le iniciara un proceso de juicio político por presunta corrupción, el presidente Guillermo Lasso, activó la herramienta constitucional conocida como ‘muerte cruzada’ para disolver la Asamblea Nacional. Como consecuencia de aquella medida, las elecciones generales fueron adelantadas y Ecuador se sumó a la lista de países que deben elegir nuevo gobierno (ver Figura 1) en un complicado escenario político y social.

A las elecciones antecedió la puesta en marcha de un mecanismo previsto con la intención de alcanzar un absoluto y total equilibrio de poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo, para que realmente se logre un espacio de colaboración y de corresponsabilidad entre estos poderes del Estado (Villacreses Brito, 2023). Así, las elecciones generales ecuatorianas se convirtieron en un foco de atención para diversos especialistas no sólo por la forma en la que se convocaron sino también por sus efectos sobre la legitimidad y gobernabilidad en medio de un marcado aumento del descontento social y de la violencia en el país.

Un escenario electoral violento: el presente de Ecuador

La violencia en Ecuador comenzó a incrementarse antes de que las elecciones fueran convocadas. Como evidencia de ello, se debe mencionar que el país presenta marcados niveles ascendentes de inseguridad y violencia durante los últimos 6 años al menos. Sin embargo, con la llegada del actual gobierno los números se dispararon, pasando de 14 crímenes violentos por cada 100 mil habitantes a 25, en un año (Barria, 2023). Frente a ello, periodistas denunciaron que durante este periodo, la violencia se adueñó de todo espacio social. Se desató sin control en masacres  carcelarias  entre  bandas rivales frente a la inacción del Gobierno y la Policía; en la multiplicación de asesinatos; en el incremento de los feminicidios; y, de forma general, en el aumento de crímenes violentos (Unda & Idrobo, 2023).

Los analistas encuentran distintos motivos para el acelerado incremento de la violencia: la radicación de nuevas bandas narco criminales en el país, el desfinanciamiento continuo del sistema de seguridad, la crisis económica, la modificaciones a las normativas de portación de armas, las consecuencias de la pandemia, la falta de representatividad y el descontento social, entre otros. Aunque los motivos pueden ser varios y no hay acuerdo generalizado, la realidad de que la violencia se había trasladado al escenario electoral fue evidente a principios de año, cuando se dieron atentados dinamiteros  contra  sedes  de  campaña, amenazas de muerte contra figuras políticas y cinco asesinatos de candidatos a distintas dignidades hasta la víspera del 5 de febrero – fechas de las elecciones seccionales, del CPCCS, un referendo y una consulta popular – (Unda & Idrobo, 2023).  Sumado a ello, una vez convocadas las elecciones anticipadas,  sucedieron los asesinatos de Pedro Briones, dirigente de Revolución Ciudadana de Esmeraldas; Fernando Villavicencio, candidato por el movimiento Construye; Agustín Intriago, alcalde de Manta y Ryder Sánchez, candidato a asambleísta de la alianza Actuemos, quienes se sumaron a la lista de hechos aberrantes que pusieron el foco en la utilización de la violencia como instrumento de disuasión política y la incapacidad del gobierno de responder a la problemática.

Violencia y elecciones en la región 

Si bien la democracia y las elecciones competitivas parecen excluirse mutuamente con la violencia, ya que con el predominio de las primeras, el campo para la otra se acota, desaparece, o si existe, pierde legitimidad ante los ojos de la mayoría, dentro como fuera del país (Romero Ballivián, 2020), en Latinoamérica la violencia en contexto electoral, incluso con gobiernos elegidos democráticos ha demostrado estar presente y ser una compañera atemporal del proceso. Aunque su punto más alto se alcanzó en la década de los 90, la violencia electoral se ha mantenido tradicionalmente presente en países como México y Colombia, los procesos electorales en países como Bolivia, Brasil o Perú, parecen ser evidencia de una expansión y reaparición de la problemática hacia toda la región.

En cuanto a las motivaciones, se pueden llegar a encontrar las motivaciones en grandes grupos no excluyentes: elecciones poco competitivas y bajos niveles de representatividad; ideologías políticas extremas – sean de izquierda o derecha – y falta de respeto a la dinámica democrática; y crisis políticas, sociales y/o económicas que derivan en un aumento generalizado de la criminalidad del país. Sumado a ello, los objetivos y escenarios de la violencia también varían. Como ejemplo de esto, en algunos casos, la violencia se dirige específicamente a los candidatos y/o líderes políticos/sociales, mientras que en otros, se generaliza hacia toda la población (Romero Ballivián, 2020)

La problemática en países vecinos

Como se mencionó previamente, la violencia estuvo y está presente en los comicios latinoamericanos desde hace años. Sin embargo, la forma en la que se presenta no es la misma y las motivaciones que lo impulsan se encuentran en distintos factores.

Durante el 2022, los comicios de Brasil se vieron afectados por una ola de violencia entre electores. En aquel escenario, siete de cada diez brasileños denunciaron temer ser agredidos por causas políticas durante la campaña para las elecciones del 2 de octubre, según el instituto demoscópico Datafolha. Para este caso, la violencia fue atribuida a la criminalidad presente en el país pero también a la radicalización de la ideología política del país, la falta de representación, pérdida de la confianza en las instituciones, deslegitimación del sistema democratico, etc. (Gugliano, 2023).  

Más recientemente, con motivaciones similares, la crisis política y violencia electoral se hicieron sentir en los comicios de Guatemala del presente año. En dicho país, la  misión de observación de la Organización de Estados Americanos (OEA) que viajó a para monitorear las elecciones en ese país del pasado domingo 25 de junio, condenó los episodios de violencia registrados en días previos a la elección, que resultaron en la muerte de varias personas, incluyendo candidatos y otros actores políticos, y atribuyó la violencia a la exclusión de candidaturas y de la incertidumbre en torno a la vigencia de postulaciones impugnadas, que generaron confusión y malestar, erosionando la confianza ciudadana en las autoridades electorales y judiciales (OEA, 2023).

Colombia es otro caso representativo de violencia política y electoral, un país con elecciones territoriales previstas para octubre y donde los enfrentamientos con los grupos guerrilleros han convertido los comicios en un escenario de enfrentamiento directo.  Los distintos actores armados en los territorios, como el ELN, las disidencias de las Farc y el Clan del Golfo, y la falta del cese al fuego, despiertan nuevamente las alarmas en la población. Recientemente, la Registraduría Nacional del Estado Civil denunció que en distintas zonas del país hay cosas más graves, el empadronamiento de grupos al margen de la ley a ciudadanos donde prácticamente existe ya el constreñimiento al elector, candidatos que han sido puestos por los grupos armados al margen de la ley y ya están amenazando a la ciudadanía.

Por último, frente a las elecciones previstas para el próximo año, México se encuentra también entre los países donde la violencia ha caracterizado históricamente los comicios y está fuertemente relacionada con la criminalidad y la delincuencia organizada asentada en el país. Con la presencia de grupos “narcos” controlando distintas regiones del país, los comicios mexicanos periodo tras periodo son un rato para los gobiernos regentes (Guadarrama Cruz, 2022). Como muestra de ello, durante el último periodo electoral, llegaron a 34 asesinatos de candidatos, de acuerdo con las estadísticas de monitoreo de Etellekt, una consultora especializada en violencia política, la cual también registró 782 agresiones de diferente tipo, logrando ser el periodo electoral más violento en la historia del México democratico.

Teniendo en cuenta estos casos, no es erróneo sostener que el caso de Ecuador no es un hecho aislado sino una situación compatible a un flagelo que, aunque históricamente ha estado presente, en los últimos años se ha repetido y aumentado continuamente en la región sin que las democracias latinoamericanas logren responder efectivamente. En cada uno ellos, ha existido una sensación generalizada de falta de gobernabilidad por parte de los estados, erosión del poder de policía constitucional e insatisfacción social. Sin embargo, aunque todos comparten características comunes también presentan rasgos que responden a las particularidades de cada sociedad (De Marinis & Diaz, 2023).

Una reflexión final: los desafíos frente al ballotage 

Volviendo al caso particular de Ecuador, aunque el Consejo Nacional Electoral ha reiterado que las elecciones se celebraron sin ningún hecho violento dentro de los colegios electorales,  la ola de violencia sin precedentes que ha resultado en varios actos de violencia política continúa azotando al país. En dicho contexto, con los resultados de las recientes elecciones, Ecuador se prepara para la segunda vuelta electoral en un ambiente increíblemente tenso y desafiante.

En esta situación extrema, el principal desafío gira en torno a la seguridad de los candidatos y la continuidad de las campañas electorales. Con respecto a ello, la situación ha llevado a  que el presidente Guillermo Lasso, ordene al Ejército ocuparse de la seguridad de los candidatos presidenciales: la correísta Luisa González, de Revolución Ciudadana, y el empresario Daniel Noboa, de Acción Democrática Nacional. Con dicha decisión, el gobierno busca blindar a los candidatos y asegurar la completa ejecución del proceso electoral. Sin embargo, cabe preguntarse si esto será suficiente. 

Sumado a ello, con una amplia participación en las elecciones pero sin los niveles necesarios para una victoria en la primera vuelta, los partidos que se enfrentarán en octubre, se encuentra frente al reto de llevar a cabo una campaña electoral adaptada a las circunstancias con negociaciones y eventos donde logren afianzar su imagen pero también asegurar su integridad física. La necesidad de adaptación se hizo evidente en los cierres de campaña y la cancelación de los actos multitudinarios pero, con las recientes amenazas a los candidatos, queda por aguardar la forma en la que se adaptará la competencia electoral. 

Por último, con una erosionada imagen del actual gobierno, las miradas están puestas en el gobierno saliente, la falta de gobernabilidad del mismo y los retos que le esperan en los dos próximos meses para lograr un proceso electoral legítimo y ordenado: una situación necesaria para que el nuevo gobierno sea ungido con la legitimidad necesaria para enfrentar los retos que le esperan al nuevo gobierno frente a un país atravesado por una crisis social, política y económica generalizada.

Bibliografía 

De Marinis, N., & Diaz, A. F. (2023). Repensar las violencias y el estado en Latinoamérica: estados de excepción, gobernanza criminal y extractivismo. Bajo El Volcán. Revista Del Posgrado De Sociología. 

Guadarrama Cruz, C. (2022). Elecciones federales y locales México 2021: polarización, confrontación y continuidad a la mitad del gobierno de AMLO.  Lima, Perú. 

Gugliano, A. A. (2023). ¿ Una elección sin fin? Notas sobre las elecciones presidenciales de 2022 en Brasil. Revista Más poder local, volumen 51, pp. 101-105.

OEA (2023). Informe Preliminar sobre las Elecciones de Guatemala,  Misión de la Observación Electoral de la OEA. https://www.oas.org/fpdb/press/INFORME-PRELIMINAR—Mision-Electoral-OEA-en-Guatemala-2da-vuelta.pdf 

Romero Ballivián, S (2020). Elecciones en América Latina. Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral. La Paz, Bolivia.

Sánchez, F., & Granados, C. (2023). Institucionalización De La Política Contenciosa: Ecuador Bajo Guillermo Lasso. Revista de ciencia política. Santiago, Chile.

Unda, M., & Idrobo, M. (2023). Ecuador en su encrucijada política: el remezón electoral del 5 de febrero. Sociología Y Política HOY, volumen 8, pp. 169–189. 

Villacreses Brito, G. (2023) Primera «Muerte Cruzada» en Ecuador, ¿(Des)Equilibrio de Poderes?. Quito, Ecuador: USFQ Law Working Papers.

Este es un artículo de opinión.

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