Por Cristian Iván Da Silva

“El artículo busca ofrecer un análisis de lo que se considera un liderazgo presidencial objetivo frente a un factor externo de la dinámica política: una pandemia”

El pasado 12 de marzo la Organización Mundial de la Salud (OMS) llamó a todos los países a tomar una «acción urgente y agresiva» ante el COVID-19 y su Director General Tedros Adhanom Ghebreyesus declaró que se trataba de una pandemia. Difícil imaginar entonces que la atención pudiera estar puesta en algo más que la dinámica de la pandemia en sí y en los problemas relativos a ella, pero también fue foco de atención el rol de liderazgo presidencial ante la crisis.

Antes de proseguir, corresponde aclarar que el concepto de liderazgo presidencial en este artículo será abordado como una categoría del análisis político, ligado a la ciencia política y consustanciado con una aproximación de la política estricta; esto es, ofreciendo marcos teóricos-explicativos que soslayan, con intención, las meras posiciones de color político. Esto en virtud de que cada gobierno del mundo ha asumido diferentes medidas y cada región en particular entraña un modo distinto de gobernar. Sin embargo, muchas de las aproximaciones, teóricamente hablando, podrán ser replicadas en las coyunturas de las decisiones particulares y se aproximarán a su vez al liderazgo en el caso del presidente argentino Alberto Fernández para procurar una sola cosa: la distinción objetiva del liderazgo presidencial, en otras palabras, el liderazgo presidencial objetivo.

La crisis desatada por la pandemia del Coronavirus COVID-19 no es tan sólo una problemática de la salud pública, sino que toca a todos los sectores, por lo que todos los sectores y todos los individuos deben involucrarse en la lucha. Hay cuatro puntos clave, ejes articuladores de un problema dinámico para diseñar nuevos mecanismos de acción: prepararse y estar listos; detectar, proteger y tratar; reducir la transmisión; e innovar y aprender. En uno de estos mecanismos está implícita la noción del liderazgo presidencial.

Para qué entender y corroborar la construcción y consolidación de cualquier liderazgo presidencial se debe atender a diversos recursos, aunque uno de ellos es clave: el apoyo de la ciudadanía. Ésta puede reaccionar de muchas maneras ante las vicisitudes, pero ante una pandemia asume un rol clave, no sólo para la prevención sino también por el impacto sobre ella, ya sea positiva o negativamente, dentro de lo que se denomina “factor externo a la dinámica política” (Ollier, 2009).

Ollier interpreta al liderazgo como “la actividad que entraña la forma de gobernar de un Presidente, la cual significa la existencia de lazos que el jefe de Estado efectúa con los actores políticos, con los otros poderes estatales y con la sociedad en su conjunto” (Ollier, 2009).

Pandemia no es una palabra para usar a la ligera ni en forma despreocupada; si se la usa incorrectamente puede causar un miedo irrazonable o una aceptación injustificada. El liderazgo presidencial en este caso radica en lograr un balance que evite alcanzar estos dos puntos. Si de nexos o lazos se trata, los diversos mecanismos que ha activado el gobierno argentino encierran entre sus objetivos centrales que el presidente genere resultados favorables para la sociedad. Esto se da en un contexto inserto en la realidad nacional, y más precisamente en la política sanitaria y desde allí a la macroeconómica, y en una sociedad intrínsecamente vinculada a lo ya señalado: “el factor externo a la dinámica política”.

Pueden enumerarse muchos de los nexos o lazos que activan mecanismos de contención, aclarando que estos no enfocan exclusivamente la contención en el sistema sanitario. En el caso argentino el liderazgo presidencial ha procurado nexos de bienestar macrosocial, algo indispensable a la hora de garantizar lo que se denomina naturaleza de la acción decisional de un líder (Diz, 2014) y de quien ostente el título de Presidente.

En Argentina las medidas tomadas han estado en sintonía con lo declarado por el Director General de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus, en cuanto que la pandemia requeriría poner el foco de atención en la prevención, en estar preparados, en la salud pública, el liderazgo político y, sobre todo, en la gente. Corresponde en estas circunstancias maximizar la distinción entre liderazgo y el rol de líder del gobierno. Este último es el individuo particular investido por un poder decisional (Ollier, 2010), mientras que el liderazgo es definido como la naturaleza de la acción decisional efectuada por aquel líder. Por lo tanto, si un líder es un actor, el liderazgo es una relación que se activa para resolver determinado problema o para promover un resultado decisional deseado y que se desarrolla en un contexto y en un tiempo determinado.

Los esfuerzos se han concentrado en torno a una problemática, propia y constitutiva de un factor externo a la dinámica política. Pero el buen liderazgo es el que a partir del apoderamiento de este factor se concentra en las problemáticas políticas y socioeconómicas. Y que realiza esta labor en relación con los actores partidarios y corporativos que aportan marcos de acción suficientes para explorar recursos. Esto termina por consolidar un liderazgo presidencial objetivo. En este sentido, el rol de los sectores políticos de oposición es determinante, ya que durante una pandemia deben volcar sus recursos propios a enriquecer el rol eficiente del Estado, subsumido en este caso al liderazgo presidencial.

 

Perspectiva de conclusión para cualquier liderazgo objetivo

El liderazgo presidencial objetivo debe focalizarse en los recursos objetivos y subjetivos que un presidente posee (o no) o es capaz de generar (o no). En este sentido, los recursos objetivos se despliegan en el marco institucional en el que se encuentra un presidente: el partido o coalición de gobierno, las diversas instituciones y dimensiones en donde expresa su rol, especialmente en actores de control, como las Fuerzas Armadas. Los recursos subjetivos se definen a partir del uso que el presidente hace de los recursos objetivos y de su capacidad para generar nuevos.

El liderazgo presidencial y la dinámica política se encuentran supeditados a un factor externo como es la pandemia. La impredecibilidad de la enfermedad se suma a las características concretas de un contexto socioeconómico determinado, caracterizado por ciertos problemas que debe resolver el presidente con los recursos de los que dispone ya de por sí impactados, positiva o negativamente, por ese mismo contexto, ende, por el propio factor externo a la dinámica política.

La clave será descubrir qué recursos (objetivos y subjetivos) se configuran como potenciadores y cuáles como limitantes del liderazgo presidencial objetivo. Sin dudas, el más dinamizador será el apoyo de la ciudadanía.